Tratamiento del trastorno mental resistente utilizando Estimulación Cerebral Profunda

La Estimulación Cerebral Profunda (ECP), conocida en inglés como Deep Brain Stimulation (DBS), es una terapia quirúrgica de neuromodulación con diversas aplicaciones neuropsiquiátricas (Arulpragasam et al., 2013). Desarrollada en la segunda mitad del siglo XX, esta técnica combina neuroestimulación eléctrica y neurocirugía ablativa. En la actualidad, forma parte de un conjunto de técnicas de estimulación cerebral que incluyen la estimulación magnética transcraneal, la estimulación transcraneal por corriente directa, la estimulación del nervio vago y la terapia electroconvulsiva. Estas técnicas representan un cambio de paradigma en las neurociencias clínicas, desplazando el enfoque desde los desbalances de neurotransmisores hacia las dinámicas aberrantes de los circuitos cerebrales.

Procedimiento de la ECP

La ECP requiere la implantación quirúrgica de electrodos que liberan pulsos eléctricos en el cerebro mediante neurocirugía estereotáctica guiada por imágenes. Estos electrodos se conectan a un neuroestimulador programable (una batería con un microprocesador), implantado quirúrgicamente bajo el músculo pectoral. La localización de la estimulación se determina antes de la implantación y se confirma en el quirófano.

El clínico puede ajustar cinco parámetros de la ECP: intensidad, duración del impulso, frecuencia de pulso y amplitud de pulso, lo que permite una estimulación monopolar o bipolar.

Ventajas de la ECP

La ECP ofrece varias ventajas en comparación con la cirugía ablativa:
– No es irreversible.
– Permite ajustes según la progresión de la enfermedad.
– Posibilita ensayos controlados y ciegos.
– Alta precisión, especialmente con el uso de RMN.

Uso en Trastornos Psiquiátricos

Los pacientes psiquiátricos tratados con ECP deben ser valorados periódicamente por su psiquiatra para ajustar los parámetros de neuroestimulación según la evolución psicopatológica. Se utilizan escalas y la apreciación clínica, además de la opinión de familiares. El abordaje multidisciplinar es fundamental para obtener los mejores resultados clínicos.

Aunque la ECP se utilizó por primera vez en los años 50 para un paciente con esquizofrenia, no fue hasta los años 70 y 80 que su uso se extendió a trastornos del movimiento y el dolor. En 1995, comenzó a usarse en Parkinson.

En neurología, su uso está aprobado para varias condiciones desde hace décadas (temblor esencial en 1997, Parkinson en 2002, distonía en 2003). Sin embargo, pocos estudios han investigado su uso en trastornos psiquiátricos, lo que ha limitado su regularización. La FDA aprobó la ECP para el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) en 2010 como tratamiento humanitario, lo que ha llevado a que la mayoría de los pacientes tratados con ECP sufran de TOC resistente.

Mecanismos y Efectos

Aunque no se conocen exactamente los mecanismos por los cuales actúa la ECP, se sugiere que la estimulación de alta frecuencia en circuitos sobreactivados produce beneficios clínicos. Los efectos de la ECP son complejos e incluyen:
– Efectos inhibitorios y excitatorios.
– Efectos locales y a distancia.
– Efectos agudos y crónicos.

Los efectos varían según la región cerebral estimulada. Por ejemplo:
– La estimulación del núcleo subtalámico puede mejorar el humor, la impulsividad y la ansiedad.
– La estimulación de la sustancia negra puede provocar tristeza intensa que desaparece al cesar la estimulación.
– La estimulación del globus pallidus interno ha demostrado efectos ansiolíticos.

Localizaciones Comunes en Psiquiatría

Las localizaciones más comúnmente utilizadas para la ECP en el tratamiento de enfermedades mentales incluyen:
– Cápsula interna ventral/núcleo accumbens (VC-VS/vALIC): TOC, depresión, anorexia nerviosa, Tourette, adicciones, esquizofrenia, tinnitus.
– Cingulado subcalloso (SCC): depresión, anorexia nerviosa.
– Núcleo subtalámico (STN): TOC, Tourette, Parkinson.
– Fascículo prosencefálico medial: depresión, TOC.

En conclusión, aunque la ECP tiene un gran potencial para el tratamiento de trastornos psiquiátricos graves, su uso en psiquiatría ha avanzado lentamente debido a la complejidad de los trastornos mentales y al tabú histórico en neurocirugía para estos fines. A medida que la investigación continúa, se espera que la ECP se convierta en una opción más regularizada y efectiva para el tratamiento de estos trastornos.

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