Más allá del funcionamiento de un prócer poderoso y de sus adláteres, es sabido a una escala más global que en todas las ideologías y sus corrientes que han tratado de dar una interpretación holística y modelar el mundo mas allá de sus fronteras ha habido hiperadaptados. Y estos se multiplican cuando los visionarios alcanzan el poder.

Pero no hace falta acudir a las grandes ideologías ni a los fenómenos históricos mas relevantes o críticos para saber que en amplios campos de nuestras actividades estamos llamados a ser testigos de  hiperadaptados (vulgarmente llamados “pelotas)”. En todos los sectores, pero particularmente en el mundo alrededor del poder en todas sus manifestaciones, político, funcionarial, administrativo, sanitario etc. los hiperadaptados oportunistas y arribistas existen y se multiplican  en las crisis como los hongos después de las lluvias de verano..

Los hiperadaptados

Cesar Milosz -tras su ruptura en los años 50 con el régimen prosoviético de su Polonia natal- fue catalogado por uno de los psiquiatras franceses del Partido como desequilibrado. Tal vez por eso obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1980…. En fin, Cesar Milosz en su libro La Mente Cautiva que publica tras  su renuncia a continuar en el puesto de agregado cultural de la embajada de Polonia en Francia en 1953 escribe sobre los hiperadaptados en la Unión Soviética y los cataloga con una característica principal: “el miedo a pensar por cuenta propia”. La división entre los leales y los criminales (tan cara a los que todo lo plantean según conflictos de lealtad) se lleva a cabo premiando a cualquier tipo de conformistas y de aduladores.

Paras ellos el rey siempre ha ido vestido. Mientras que entre los catalogados como desleales y traidores se encuentra un porcentaje particularmente alto de gente sencilla, sincera y fiel a sí misma.

Decía Miguel de  Unamuno que no figura entre los pecados capitales una característica inherente a los aquiescentes hiperadaptados  cual es el resentimiento. Para Don Miguel era el más grave de todos, más que la ira, más que la soberbia. Detengámonos en esta pasión contraria a la virtud que sería la generosidad según detalla también Marañón. Efectivamente los oportunistas, arribistas con frecuencia, plantean que tienen la capacidad suficiente para alcanzar el primer puesto y jamás asumen que no alcanzarlo puede que dependa de ellos mismos. La humildad no es precisamente su característica. Marañón los llama los “personajes del último escalón”, los que llegaron hasta él, quizás antes que los demás hombres, pero jamás lo pudieron pasar. El riesgo es cuando no es así y el resentido hiperadaptado  alcanza el poder, entonces estalla la venganza que estuvo tantos años disfrazada de resignación. Cuando terminan en el poder son realmente terribles.

Marañón en su artículo sobre el resentimiento publicado en La Nación en 1932 termina por señalar que la condición esencial en la génesis del resentido no es otra cosa que el desajuste entre su real capacidad para triunfar y la que él se adjudica.

Los hiperadaptados dios Jano

Los hiperadaptados saben que en el fondo mienten o se hacen trampas. Esto es abandono de los valores propios, si alguna vez los tuvieron. El dios Jano con sus dos caras, representa perfectamente al  hiperadaptado , cuando éste dice que algo es claro y piensa que es oscuro, cuando sonríe por dentro y por fuera muestra un cabreo mayúsculo , cuando siente inquina  y a la vez da muestras de amor, cuando sabe y finge ignorancia.  La astucia propia que no es mas que un ejercicio supremo de cinismo del buen “trepa”.

¿Por qué en situaciones extremas unos se hacen aquiescentes arribistas y otros no?. En su acepción mas clásica la palabra hiperadaptado-colaboracionista implica dejación de la propia moral o de los propios valores.

Stanley Hofmann profesor de Harvard habla de los “los inadaptados sociales y descarriados ideológicos” que en circunstancias normales jamás habrían logrado ninguna clase de éxito en sus carreras, es decir los “trepas”. El “trepa” piensa que mas allá de su escala de valores –tenue e intercambiable a la manera de  Groucho Marx – su futuro político y social mejora si se pone al lado de los ocupantes. Es decir, si se establece cerca del poder.

Se puede explicar la pulsión medradora del colaboracionista hiperadaptado según el relativismo, el cinismo, la amoralidad, la ironía y el sarcasmo. Recordaré la influencia francesa en la segunda mitad del siglo XX con las teorías deconstructivistas y posmodernas personificadas en Lacan , Deleuze,  Latour, etc  que minimizaban el papel de los autores y que sostenían que no había en sí esfuerzo intelectual y autoría sino una estructura lingüística. La consecuencia fue  una minimización de los elementos de juicio moral o intelectual y por tanto los elementos de responsabilidad moral o la responsabilidad. No existirían la moralidad o la inmoralidad, el bien o el mal, lo correcto o lo incorrecto……

En resumen, cuídense de los hiperadaptados, no es una especie en extinción, existen, adulan, en tiempos más convulsos fueron los hombres de Hannah Arendt, aquellos que se caracterizaron por una ausencia de pensar preludio y marca de su criminalidad y hoy son simplemente los hiperadaptados que circulan como sombras invisibles entre los pasillos del poder.

Edorta Elizagarate
Psiquiatra

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