El incremento exponencial de casos de disforia de género, especialmente en población infanto juvenil y la creciente omnipresencia del activismo Queer reivindicando derechos LGTBIQ+ en
instituciones políticas, ámbitos laborales, medios de comunicación y centros educativos justifican la necesidad de este documento.

El género eclipsa al sexo, el cual deja de ser binario y pasa a subordinarse al género que tampoco es binario. La disolución del sexo y el género en el subjetivismo elimina el significado
de palabras como mujer u hombre. La mayor visibilidad del tema en los medios, la ley trans y presiones del activismo Queer favorecen interpretar muchos malestares con el propio cuerpo como disforia de género. Esto, en una sociedad caracterizada por el narcisismo, el individualismo, el sentimentalismo, la infantilización, la necesidad de construcción de una identidad y de reconocimiento social propicia la oferta inmediata de la terapia afirmativa consistente en bloqueadores hormonales, hormonoterapia y cirugías obviando un primer paso conservador.

Ante dicha situación, Constatamos una desprotección de la infancia y de la adolescencia en periodos críticos de construcción de la identidad. Una sobrerrepresentación de la disforia de género en detrimento de patologías psiquiátricas que pueden influir en la identificación en estas fases. La constatación de que la disforia de género se resuelve en un porcentaje muy mayoritario con
la evolución del ciclo vital. Por último, manifestamos ante estos elementos, que no es aceptable excluir a los psiquiatras en la evaluación previa de estas personas.

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